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Salsa brava auténtica

 

Que no os engañen: la salsa brava no lleva tomate! Su color rojizo se debe al pimentón que lleva la receta en su elaboración. Y es que no hay nada más madrileño ni más castizo que unas buenas patatas bravas o un bocadillo de calamares en la Plaza Mayor (entre otras cosas!).

El origen de esta salsa lo tenemos en los años 60, cuando el periodista Luis Carandell hace la primera referencia a esta receta en su libro Vivir en Madrid (1967). Aunque realmente no se sabe bien dónde nació esta receta, son dos, o eran más bien dicho, los locales donde se formaban colas a sus puertas para probar esta estupendísima tapa: La Casona y Casa Perico, ya desaparecidos.

La receta no puede ser más sencilla, yo os propongo una que cuando la veáis seguro que la preparáis muchas veces en casa!!

Ingredientes:
- Dos dientes de ajo
- Una cebolla mediana
- Una cucharada de pimentón picante (o bien dulce y un par de guindillas de cayena)
- Sal y pimienta al gusto
- Una cucharadita de azúcar
- Caldo de carne (cantidad necesaria)
- Una cucharada de aceite de oliva
- 2 cucharadas de harina

Elaboración:
1. Picamos el ajo y la cebolla y lo ponemos a pochar en una sartén con el aceite de oliva y una pizca de sal.
2. Cuando la cebolla vaya transparentando, añadimos el pimentón (y la guindilla en su caso) y removemos en seguida, para que no amargue.
3. Seguidamente, añadimos la harina y removemos bien, para eliminar el sabor a crudo.
4. Cubrimos con el caldo y removemos hasta que espese un poco.
5. Pasamos todo por la batidora hasta obtener una salsa homogénea. Si es necesario, lo pasamos por un colador.
6. Servimos junto con unas patatas cortadas en trozos y fritas.



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