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Bastones de berenjena con miel

 

Sin duda, se trata de uno de los aperitivos más reconocibles de la gastronomía andaluza en general, y de la cordobesa en particular.
Sin embargo, la primera vez que los probé fue en un viaje a Sevilla que hicimos los compañeros de trabajo para conocer el Archivo General de Indias que, si no lo conocéis, os invito a que vayáis, pues el edificio es precioso, se trata de la antigua Lonja, de estilo herreriano y está situado justo al lado de la Catedral y del Alcázar, vamos, una visita indispensable.

Lo habitual es que se sirva con miel de caña, pero también podemos acompañar el plato con miel de abejas si en ese momento no tenemos de caña. La forma de bastones es también la habitual, pero también es común verlas en forma de rodajas, así que lo que más os guste.

Según la Academia Gastronómica de Málaga, el consumo de miel de caña fue introducido en la península ibérica por los árabes, del mismo modo que la berenjena. Sin embargo, no tenía muy buena fama entre cristianos y judíos por lo que tardaría tiempo en extenderse su uso.

No obstante, la primera receta en la que se combinan estos dos ingredientes es ya del siglo XX, cuando el cocinero y gastrónomo Manuel Maeso (fallecido en 2017), fundador de La Carta Malacitana (organización sin ánimo de lucro en defensa del patrimonio gastronómico malagueño y de la dieta mediterránea), inventó las berenjenas rebozadas y fritas, como si se tratase de un buñuelo, y regadas con miel de caña, en su restaurante "el Cortijo de Manuela" en 1988. Aunque la fama del plato vendría después, cuando Manuel Calvo, dueño del Mesón Astorga y que aprendió con Maeso, lo popularizó con permiso del autor.


Ingredientes: (2 personas)
- 1 berenjena grande
- Sal
- Harina de garbanzo
- Aceite para freír
- Miel de caña (o de abeja, la que tengamos)

Elaboración:
1. Lavamos la berenjena y le cortamos los extremos. Después la cortamos en bastones (o en rodajas finas, como más nos guste).
2. Las ponemos en un escurridor y añadimos sal removiéndolas bien. Las dejamos reposar una media hora para que suelten el amargor.
3. Pasado el tiempo, las pasamos por agua y las escurrimos bien.
4. Ponemos abundante aceite a calentar en una sartén
5. Pasamos la berenjena por la harina de garbanzo, eliminando el exceso.
6. Cuando el aceite esté bien caliente (pero sin echar humo), freímos la berenjena hasta que esté dorada.
7. Las sacamos a un papel absorbente y salamos al gusto.
8. Las servimos en seguida regadas con un hilo de miel.

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