Este es uno de mis postres favoritos por su intenso sabor a chocolate. Es ideal para desayunos, brunchs, meriendas, para acompañar el café de la tarde o incluso tras la comida de Navidad...
Ingredientes:
- 3 huevos.
- 100 gramos de azúcar.
- 100 ml. de aceite de girasol.
- 200 gramos harina.
- 2 cucharaditas de levadura en polvo (10 gramos).
- 150 ml. leche.
- 100 gramos cacao en polvo.
Para el glaseado y decoración:
- 150 gramos chocolate con leche.
- 75 gramos mantequilla.
- Virutas o escamas de chocolate blanco.
Elaboración:
1. Precalentamos el horno a 180º C y preparamos un molde tipo corona o bundt engrasándolo y espolvoreando un poco con harina, quitando después el exceso. Reservamos.
2. Batimos los huevos con el azúcar y añadimos el aceite.
3. Tamizamos la harina junto con la levadura y el cacao, y lo añadimos a la masa en tres veces, mezclando bien con la espátula y alternándolo con la leche en dos veces, es decir, pondremos: harina-leche-harina-leche-harina.
4. Lo vertemos en el molde y horneamos unos 45 minutos. Cuando termine, lo sacamos y lo dejamos enfriar completamente sobre una rejilla antes de desmoldar.
5. Una vez frío, prepararemos el glaseado de la cobertura: fundimos la mantequilla con el chocolate, bien al baño María o bien en el microondas (a pequeños intervalos de 30 segundos, para que no se nos queme), y aún líquido, lo vertemos sobre el bizcocho.
6. Repartimos las virutas o lascas de chocolate blanco por encima (u otras que nos gusten), que podemos comprar hechas (por ejemplo, en Lidl) o hacerlas nosotros mismos simplemente rallando una tableta de chocolate blanco con un rallador de queso.
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