Similares a las tostadas francesas en sus ingredientes y elaboración, las torrijas son el dulce más famoso y reconocible de la Semana Santa. Parece que la primera referencia conocida sería el aliter dulcia ("otro dulce") del romano Apicio, en su célebre De re coquinaria y que consistiría en pan mojado en leche. Receta que posteriormente se ve también en otros recetarios como el de Martino da Como (cocinero de la corte papal en el siglo XV) o el Le viander de Guillaume Tirel "Taillevent" del siglo XIV. Este último ya las llamaba "tostadas doradas", pues se pasaban por huevo antes de dorarlas en la sartén y posteriormente rebozarlas en azúcar (podéis leerlo, en francés, aquí).
El término "torrija" o "torreja" aparece en España en el siglo XV, en el Cancionero de Juan de la Encina, que podéis consultar en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Posteriormente, otros autores conocidos, como Francisco Martínez Montiño (cocinero de Felipe II) o el propio Lope de Vega, nombrarán las torrijas en sus escritos.
Habitualmente las encontramos hechas con leche o con vino, aunque en los últimos años se ven todo tipo de recetas innovadoras por la red, por ejemplo, con almíbar de naranja, chocolate, etc. De hecho, yo misma tengo publicada una receta de torrijas al chocolate vainillado y otra con batido de fresa. También podéis hacer, incluso, una versión más fit, probando la receta de torrijas al vapor, hecha con thermomix.
En este caso, os traigo las de leche, que son mis favoritas y que nunca fallan! Al final de la receta os dejo el video que también podéis encontrar en mi canal de YouTube.
Ingredientes:
- Una barra de pan para torrijas
- 1 litro de leche entera
- 1 rama de canela y, además, canela en polvo
- 100 gramos de azúcar (o al gusto), y además, azúcar para rebozar
- 1 cáscara de limón y otra de naranja
- 2 o 3 huevos
- Abundante aceite para freír
Elaboración:
1. Ponemos a calentar la leche en una olla y añadimos el azúcar junto con la ramita de canela (yo incluso le pongo también canela en polvo) y las cáscaras de limón y naranja para que infusionen.
2. Mientras la leche se calienta, cortamos el pan en rebanadas de unos dos o tres centímetros de grosor y las ponemos en una fuente grande.
3. Cuando la leche vaya a romper a hervir, la retiramos del fuego. Quitamos la ramita de canela y las cáscaras y la vertemos sobre las rebanadas de pan para que se empapen bien.
4. En un plato o bol amplio, batimos los huevos y ponemos el aceite a calentar en una sartén honda.
5. Con cuidado, con ayuda de unas espátulas, vamos pasando las rebanadas de pan por el huevo y las vamos friendo en el aceite hasta que estén doradas por ambos lados.
6. Una vez fritas, las dejamos escurrir el exceso de aceite en una fuente con papel de cocina absorbente.
7. Cuando hayamos terminado, las rebozamos en una mezcla de azúcar y canela y las dejamos enfriar antes de comerlas ¡o no!
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