Me encantan los risottos, bueno, me encanta el arroz en general y los risottos en particular... Ya os hablé de la historia de su origen cuando publiqué la receta del risotto de espárragos con jamón, por lo que, si aún no lo habéis visto, os invito a echarle un vistazo.
En esta ocasión os traigo una receta que publiqué hace tiempo en mi perfil de la plataforma cookpad y que titulé "Arroz salvaje", como una fusión entre lo mediterráneo y lo oriental, ya que, en lugar de emplear arroz de las variedades que suelen ser comunes en los risottos, como el carnaroli o el arborio, utilicé el llamado "arroz salvaje", una mezcla de arroces que, en realidad, son para guarnición, de hecho, yo a veces lo utilizo como acompañamiento de un buen pollo al curry. Por eso en este caso, aunque el auténtico risotto no lo lleva, en la receta he puesto nata, ya que es un arroz largo que no suelta el almidón que sueltan esas otras variedades pero queremos lograr la cremosidad típica. Las proporciones os darán más o menos para 4 platos, para que calculéis lo que necesitéis.
Ingredientes:
- 2 vasos de arroz salvaje (la medida de un vaso es de unos 200 - 240 ml)
- 200 ml de nata líquida para cocinar
- 500 ml de caldo (puede ser de verduras, pollo o carne, al gusto)
- 30 gramos de mantequilla sin sal o aceite de oliva
- 300 gramos de champiñones frescos
- 1 cebolla mediana
- Sal y pimienta al gusto
- Queso parmesano rallado al gusto (u otro de vuestra preferencia)
Elaboración:
1. Lo primero que haremos, si el caldo lo tenemos frío, será ponerlo a calentar, para que al echarlo sobre el arroz no se corte la cocción por el choque de temperatura.
2. Mientras, pelamos y picamos la cebolla finamente. También limpiamos muy bien los champiñones y los cortamos en finas láminas.
3. En una sartén honda, ponemos la mantequilla a derretir (o bien el aceite de oliva). Agregamos la cebolla, con el fuego a potencia media-alta, para que se vaya ablandando, removiendo de vez en cuando.
4. Cuando la cebolla empiece a ponerse transparente, agregamos los champiñones y los cocinamos por unos minutos. Cuando estén ya marroncitos, agregamos un cacito de caldo y la nata líquida. Salpimentamos al gusto y removemos bien.
5. Pasados un par de minutos, agregamos el arroz y lo removemos bien para que se impregne de los líquidos y sus sabores.
6. Poco a poco, iremos agregando el caldo, de cazo en cazo, dejando que el arroz lo vaya absorbiendo mientras removemos constantemente.
7. Cuando añadamos el último cazo de caldo, añadimos también el queso rallado y terminamos de remover hasta que nos quede cremoso. Si se nos acaba el caldo pero el arroz aún no está listo, podemos añadir un poco de agua (siempre caliente) y ajustamos de sal, y lo servimos recién hecho.
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