Donuts glaseados al horno

 

Desde que me compré el molde para hacer donuts en el horno no hago más que buscar y guardar recetas para probar, aunque tenía claro que de las primeras que quería hacer era la de los donuts con glaseado de azúcar. Ya he hecho en otras ocasiones los donuts tradicionales que se hacen con levadura de panadería y después van fritos en la sartén, pero entre el tiempo de levado y la fritura... muchas veces se me quitan las ganas de hacerlos y los compro directamente hechos (lo sé, no tengo perdón...), así que con el molde de donuts para el horno tengo la solución definitiva para cuando quiero comerme unos buenos donuts caseros, sanos y que no tarden mucho en hacerse, ya que la levadura que utilizaremos en este caso será la química en polvo, es decir, la que usamos para los bizcochos, de hecho, será como hacer una masa de bizcocho, rellenar los moldes hasta la mitad y cocerlos unos 15 minutos en el horno... fácil, ¿verdad? Y lo mejor de todo es lo ricos que están!! La receta más o menos me la he inventado teniendo como referencia la de un bizcocho normal o unas simples magdalenas, pero modificando algunas cosillas para que quedaran como más ligeros y aireados...


De todas formas, si queréis hacerlos de forma tradicional, al final de la receta os dejaré el enlace a un video antiguo donde lo explico (digo antiguo porque el nombre de la intro es "El taller de la repostería", como sabéis, era el nombre de este blog antes de darle el "lavado de cara" que le hice este año", aunque tengo pendiente reeditar los videos antiguos para actualizarlos y que se vean con mejor calidad).


Ingredientes:
- 200 gramos de harina de repostería (pero sin gasificante)
- 2 cucharaditas de levadura química en polvo
- 2 huevos L batidos
- 40 gramos de mantequilla (o de aceite de girasol)
- 100 gramos de azúcar blanco
- 1 cucharadita de vainilla líquida
- Pizca de sal
- 150 ml de buttermilk o suero de leche (podemos comprarlo ya hecho, o bien hacerlo casero, simplemente mezclamos 150 ml de leche normal con una cucharada de vinagre y lo dejamos reposar unos 5-10 minutos antes de utilizarlo)
- Media cucharadita de canela (aunque esto es opcional, pero es que a mí me encanta!)

Elaboración:
1. Precalentamos el horno a 180º C y engrasamos nuestro molde para donuts.
2. En un bol mezclamos la harina, levadura, sal y canela, es decir, los ingredientes secos. Los tamizamos y reservamos.
3. En otro bol, batimos los huevos junto con el azúcar y añadimos la mantequilla fundida (que no esté caliente, para que no se cuajen los huevos de golpe) y el buttermilk. Añadimos también la esencia de vainilla y mezclamos todo muy bien.
4. Agregamos ahora la mezcla de ingredientes secos de cucharada en cucharada, removiendo bien con una espátula hasta obtener una mezcla homogénea.
5. Ahora podemos echar esta mezcla en una manga pastelera, utilizar una cuchara o, como hice yo: echarla en una jarra que tenga una boquilla más o menos estrecha e ir vertiendo la masa en los huecos del molde. Hacedlo con lo que os resulte más cómodo. Los rellenamos hasta la mitad aproximadamente.
6. Los metemos al horno en la parte media-alta y los dejamos unos 15 minutos, hasta que estén doraditos, los sacamos y dejamos enfriar unos 5 minutos antes de desmoldarlos.
7. Una vez desmoldados, los dejamos enfriar del todo sobre una rejilla. Mientras, repetimos la operación de horneado hasta acabar con toda la masa. A mí me salieron 18 donuts, aunque dependerá del tamaño de vuestro molde, el mío es tipo mini-donuts, por lo que si lo usáis más grande quizá os salgan diez o doce unidades...

Aquí los donuts ya hechos, listos para ser glaseados

8. Una vez terminados los donuts y ya enfriados, prepararemos el glaseado de azúcar. Las cantidades en general las podemos echar a ojo, dependiendo de la cantidad de donuts que nos hayan salido. La idea es mezclar azúcar glass (no es necesario que esté tamizado) con agua, que añadiremos de cucharadita en cucharadita, hasta obtener una consistencia espesa pero líquida. Entonces, bañaremos los donuts en este glaseado, yo sólo lo hice por delante, pero podéis bañarlos enteros. Después, los dejamos escurrir sobre una rejilla y listo, ¡a disfrutar!



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